viernes, 30 de diciembre de 2011

"No sé si estoy paranoico" de Leopoldo Abadía


Leopoldo Abadía 
Un simpático escrito exponiendo todos estos nombres nuevos que vemos cada vez con más frecuencia en los medios de comunicación:  El Club Bilderberg ,  Goldman Sachs, masones, etc. El tono desenfadado utilizado por el autor permite afrontar los asuntos más espinosos con una sonrisa en los labios. Esperamos que disfrutéis con su lectura.




En el Diccionario dice que paranoia es una “perturbación mental fijada en una idea”.

Digo esto porque últimamente me han sucedido tres cosas:

He empezado a leer un libro, “El Banco”, de Marc Roche, corresponsal de Le Monde en Londres. El libro lleva por subtítulo “Cómo Goldman Sachs dirige el mundo”.

Hace unos meses leí “El Club Bilderberg”, de Daniel Estulin y hace más meses,“Los masones”, de César Vidal.

Dejé el libro de César a una hija mía, que me lo devolvió en seguida. Me dijo:“papá, no quiero seguir leyendo, porque cada persona que veo por la calle pienso que es masón”.

Como a mí me había pasado lo mismo con lo del Club Bilderberg, es muy posible que os diga pronto que he dejado de leer el libro sobre Goldman Sachs.

Escribo esto a la vuelta de un viaje y preparando la maleta para empezar otro. El taxista que me ha traído a casa me ha dicho: “bueno, se ha salvado Europa, ¿no?”

Y como mi silencio, producto de mi absoluta ignorancia, se ha oído demasiado, ha atacado con la segunda pregunta: “pero aquí, ¿quién manda?”

Como la absoluta ignorancia es ignorancia absoluta, también me he callado, con lo cual el viaje ha sido muy tranquilo, pero el taxista, que me conoce, ha debido pensar que así vende libros cualquiera.

Para colmo, hoy me han hecho una entrevista en Madrid y el entrevistador, antes de comenzar, me ha dicho que lo que más le gustó de una intervención mía en televisión fue que dije: “no tengo la menor idea”.

Para más colmo, en el AVE de vuelta venía un señor con una carrera política brillante, en cuanto a las tarjetas de visita que se ha hecho a lo largo de su vida (y las que se hará, porque aun es joven.) Y, por eso de los malos pensamientos que, a veces me vienen, me acordaba de los que suben y suben y suben, “como pompas de jabón”, como dice Joan Manuel Serrat.

Total, que entre Goldman, Bilderberg, los masones y el señor de las pompas estoy hecho un lío y no sé si me está entrando la paranoia.

¿Manda ese señor? Pues quizá sí. Por lo menos, se mueve muy bien.

¿Mandan los del Club? No lo sé. ¿Mandan los masones? Tampoco lo sé.

¿Manda Goldman? Juraría que manda. Y que manda mucho.

Hace un par de años escribí “La hora de los sensatos”, libro en el que proponía gobiernos de personas responsables, a los que no quiero llamar“tecnócratas”, porque en cuanto una palabra se desprestigia, hay que cambiarla. Y la palabra “responsable” todavía no se ha desprestigiado. Seguramente porque los irresponsables (el señor de las pompas, por ejemplo), han sido eso, irresponsables. Y se les ha visto demasiado. Y la gente añora a los responsables.

Pero la dicha nunca es completa. Porque los responsables que tenemos ahora en Europa son Monti (ex Goldman Sachs), Papademos (ex Goldman Sachs), Draghi (ex Goldman Sachs).

Ya sé que es una casualidad, pero hace años mi abuela, la de Irún, me dijo que las casualidades no existen. Y como era muy leída, añadió que lo que existen son las causalidades. O sea, que pones una causa (por ejemplo, Goldman Sachs) y sale un efecto (por ejemplo, Draghi, Monti o Papademos.)

Seguramente hay gente que está mandando. Gente que ve el mundo desde arriba, traslada dinero de un sitio a otro, apuesta a que bajarán unas cosas, de paso las hacen bajar, ganan unas perrillas (millones de euros), arruinan a unos miles de familias, etc.

Ayer recibí una carta de un señor, a quien no conozco, que tiene una hipoteca importante en yens. Mi primera reacción fue decir: “y a ese hombre, ¿quién le recomendó lo de los yens?”. La contestación es clarísima: el Director de la Oficina 264 de la Caja de Ahorros de San Quirico, a quien su Director Regional, por encargo del Consejero Delegado, siguiendo las directrices del Presidente, le había puesto como objetivo conseguir 377 hipotecas en yens. El Director de la Oficina no sabía qué era el yen, y además, lo escribía “llen”,pero le colocó la hipoteca a este pobre hombre y, cuando llegó por la noche a casa, le dijo a su mujer: “ya solo me falta engañar a 376”.

No sé quién manda. No sé si se salva Europa. No sé qué quiere decir que se salve Europa. No sé por qué es malo que el euro baje, si con el euro bajo podemos exportar más. No sé por qué tenemos que elegir entre austeridad y estímulo al crecimiento, pudiendo hacer las dos cosas a la vez, desendeudándonos poco a poco en vez de hacerlo a lo bestia.

P. S.

1. Menos mal que, al final del libro sobre Goldman Sachs aparece un Anexo que se titula “Nuestros principios”. El último dice: “La integridad y la honestidad están en la base de nuestra empresa. Esperamos de nuestros empleados que mantengan una ética irreprochable en todo lo que hacen, sea en la vida profesional o en la vida personal”.

2. Ahora sí que me quedo tranquilo. Igual el señor de las pompas de jabón también es empleado de Goldman Sachs, y yo, venga a pensar mal de él.



Nota de Sergral:
Una vez leído el simpático artículos de Leopoldo Abadía, y en particular los dos últimos párrafos del P.S., no puedo por menos que recordar la inolvidable frase del genial e inolvidable del humor, GROUCHO MARX:
"Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros"

Copiado de:  http://www.cotizalia.com/opinion/desde-san-quirico/2011/12/16/no-se-si-estoy-paranoico-6408/




1 comentario:

  1. Durante sus primeras intervenciones en tv Leopoldo Abadía era un tipo que, aun copiando la idea que le hizo famoso en España (http://reginomarmolycia.blogspot.com/2008/10/como-deca-ortega.html) utilizando un leguaje campechano llegaba a la población explicando los fundamentos y causas de la crisis que se nos venía encima.
    Aparecía en todos los programas importantes de tv y a todos nos hacía gracia su forma de explicarnos su idea de la economía. Poco a poco fue analizando otros asuntos, que aunque relacionados con el mundo económico y financiero, cada vez más iban destinados a criticar las actuaciones de los centros de poder. Daba una de cal y otra de arena, pero me seguía cayendo simpático, a pesar de que algunas de sus intervenciones me perecieron de lo más neoliberal que había escuchado. Poco a poco se fue convirtiendo en una especie de oráculo y fueron muchos los que empezaron a considerarle una autoridad a tener en cuenta. Este artículo es muestra de ello, tanto de lo uno como de lo otro, apenas dice nada en claro, pero si que enfatiza su último libro en el que según nos cuenta plantea un gobierno de tecnócratas (el los llama sin pudor alguno de "responsables" toda una intención de voluntades nada democráticas, pero como lo dice el simpático Abadía no ofenden. O como nos argumenta quienes pueden ser los que gobiernan el mundo a espaldas de la ciudadanía, coge una cosa de aquí, el libro “El Banco”, de Marc Roche, o “El Club Bilderberg”, de Daniel Estulin y por último “Los masones”, de César Vidal. Del primero no tengo ni idea, aunque todos a estas alturas sabemos quien es Goldman Sachs y que de bueno nos ha traido a todos. En cuanto al Club Bildenberg lo que conocemos es que es un gruo de poder económico y de conocimiento creado a mediados del siglo XX que maneja los hilos de las directrices internacionales economica y politicamente sin que nadie rechiste. Pero lo que ya me chirría es tomar como referencia a Cesar Vidal para hablar de los masones. A los autores de los dos anteriores libros no les conozco pero intentaré leerlos, porque como las conclusiones que saca el Sr. Abadia tanto de los autores de Goldman Sachs como del Club Bildenberg sean de la misma fiabilidad que la que ofrece Cesar Vidal sobre los masones, empezaré a pensar que Leopoldo Abadía es un simple charlatán.

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