domingo, 12 de enero de 2014

Año II Núm. 17 - Diciembre 2013

El Feminismo

.  Hipatia  .

La palabra "feminismo" suscita, tanto en hombres como en mujeres, una reacción de rechazo que llega incluso al enfrentamiento de ideas, debido, sin duda, al desconocimiento de este movimiento.
Las mujeres de hoy debemos muchísimo a las feministas de ayer, y no está de más recordar la rebeldía de la mujer contra su tradicional relegamiento a papeles exclusivamente hogareños, que constituye una de las sacudidas más profundas que ha conmovido a la sociedad actual. En la famosa encíclica Pacem in Terris, Juan XXIII señala como un signo prometedor de la época la irrupción de la mujer en los puestos de responsabilidad de la sociedad. Pero para alcanzar esta casi igualdad de derechos y funciones, la mujer tuvo que luchar largamente, primero por el derecho de voto, luego por la posibilidad de acceso a las profesiones vedadas.
 La Ilustración y la Revolución Francesa alumbraron el feminismo, pero también su primer fracaso. La vida de las primeras feministas es un buen ejemplo de ello. En 1791, durante la Revolución Francesa, Olimpia de Gouges escribió la "Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana". En su artículo X la escritora francesa declaraba: "La mujer tiene el derecho a ser llevada al cadalso y, del mismo modo, el derecho a subir a la tribuna" Eso fue  exactamente lo que le pasó. Olimpia fue guillotinada en 1793, aunque nunca subió a ninguna tribuna, y no porque no lo hubiera intentado. Las mujeres del siglo XVIII reivindicaban fundamentalmente derecho a la educación, derecho al trabajo, derechos matrimoniales y respecto a los hijos, y derecho al voto.
En el siglo XIX, las mujeres estadounidenses salieron de sus casas por una injusticia que se desarrollaba a su alrededor: la esclavitud. Las mujeres, que habían luchado junto a los hombres por la independencia de su país, hasta entonces una colonia inglesa, se organizaron para terminar con la situación de los esclavos. Casualmente la primera novela antiesclavista es una obra de Harriet Beecher Stowe, escritora estadounidense que en 1851 publica por entregas la conocida "La cabaña del tío Tom".
 El derecho al voto no fue alcanzado hasta los primeros años del siglo XX en Australia y Nueva Zelanda, y en la segunda década en las naciones nórdicas. Las sufragistas que reclamaban el voto sufrieron cárceles y vejaciones. En 1928 se implantaba el voto femenino en Gran Bretaña, y en 1931 en España gracias a Clara Campoamor, que convenció en su último discurso a una mayoría de diputados; las francesas no lo conquistaron hasta 1947. Pero el voto no era la última conquista, las mujeres todavía se veían relegadas a puestos profesionales subalternos. Surgieron líderes y grupos organizadores para continuar la lucha. Si los obreros tuvieron que asociarse en sindicatos, también las mujeres, otra clase explotada, necesitan asociarse. Este es el argumento de las feministas.
En muchos libros se ha sostenido la necesidad de alcanzar la igualdad de los sexos, desde el de Stuart Mill  "Sobre la sujeción de las mujeres" (1867) hasta el de Betty Friedan "La mujer mixtificada" (1963). Han nacido asociaciones revolucionarias como la norteamericana que se llama "Frente de liberación de la mujer", surgido de la protesta contra la Guerra de Vietnam. En España, entre las feministas importantes, Amelia Valcárcel define el espíritu del feminismo como "Una teoría de la justicia que ha ido cambiando el mundo y trabaja día a día para conseguir que los seres humanos sean lo que quieran ser y vivan como quieran vivir, sin un destino marcado por el sexo con el que hayan nacido”.
En Francia Simone de Beauvoir afirma: "No se nace mujer, se llega a serlo", y dice: "Reconocer en la mujer a un ser humano no es empobrecer la experiencia del hombre: no perdería nada de su diversidad, de su riqueza, de su intensidad si se asumiera en su intersubjetividad. Rechazar los mitos no es destruir toda relación dramática entre los sexos, no es negar los significados que se revelan auténticamente al hombre a través de la realidad femenina, no es suprimir la poesía, el amor, la aventura, la felicidad, el sueño; es simplemente pedir que conductas, sentimientos, pasiones, se fundamenten en la verdad".
¿De dónde viene el desprestigio de un movimiento que solo ha conseguido mejoras para la situación de las mujeres en el mundo?

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La hora del café

.  Mis Marple  .

- ¡Uf! Qué ganas tenía de llegar y disfrutar de nuestro cafetito. Aunque dentro de unas horas empecemos otra vez con el ajetreo para preparar la cena de Navidad.
- Ya lo creo, yo también estoy agobiada.
- Acabo de llegar de la compra y me pregunto cómo puede haber tanta gente. Ya sé que la respuesta es obvia: porque somos mucha gente. En unos años hemos pasado de ser 5.000 vecinos a más de 25.000, y claro, como una sigue transitando por las mismas calles, por las mismas plazas e incluso por las mismas tiendas, la percepción es de que no ha cambiado nada y está la misma gente. Pero no, desde luego que no: ¡hay mucha más gente!
- Así es. Nos hemos convertido en una ciudad pequeña, con un ayuntamiento de gran ciudad y una típica plaza de pueblo.
- Por cierto, cuando estaba en la cola de la carnicería, una señora comentaba esto mismo de que hay mucha gente y se preguntaba dónde estaba la crisis. A punto estuve de contestarla: en los cientos o miles de personas que no se pueden permitir estar aquí. Incluso algunas de ellas salen precisamente cuando se cierran los centros comerciales y rebuscan en los contenedores, y es muy sencillo de comprobar aquí mismo, en Navalcarnero.
- Yo también lo he visto y es una pena. ¡Qué tristeza!
- Bueno, dejemos este tema que nos va a dar un bajón precisamente hoy, día de Nochebuena, y todavía nos falta preparar muchas cosas. Por cierto, ¿qué vas a poner de cena?…

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Sobre la autoafirmación

.  Marta Catalán  .

"Tengo la teoría de que puedes hacer que cualquier frase parezca profunda escribiendo el nombre de un filósofo muerto al final. (Platón)", escribía Bansky el pasado mes de octubre en una puerta neoyorquina.
Profunda e incontestable: "No es que lo diga yo, es que lo dijo fulanito". Bien. Pues Aristóteles creía que las mujeres tenían menos dientes que los hombres, o al menos eso es lo que se dice de él (algún bloguero apostilla que aún a pesar de haberse casado dos veces nunca se le pasó por la cabeza comprobar la veracidad de su afirmación). Y luego está Freud y su conocida teoría de "La envidia del pene"... ¡o no tan conocida!; popular al menos sí que es.
Da igual. De modo que sabes citar; estupendo; pero tú, ¿qué piensas?
Hace unos días una mujer mayor me decía que me envidiaba por haber tenido acceso a una educación. Esa mujer no sabrá resolver ecuaciones de segundo grado, o situar paises en el mapa, pero para mí está clarísimo, por lo que le he escuchado decir, que es una persona muy sabia. ¿Qué creerá que se ha perdido? A lo largo de mi etapa académica acumulé un montón de conocimientos de los que yo llamo de concurso: nombres, fechas, datos... ¡Cuánto tiempo malgastado invertido en memorizar! Afortunadamente también aprendí a pensar por mi misma. "Dudad de todo", insistía Salvador, mi profesor de religión del instituto.
Creo que fue en COU cuando me explicaron algo de Lógica; y lo hicieron rematadamente mal, por cierto: cientos de variaciones de pequeños problemas sobre tribus que decían siempre la verdad o siempre la mentira, que para lo único que servían era para ser resueltos con simbología lógica. "Pues si esto es pensar con lógica -me decía entonces-, no creo que la vaya a necesitar nunca". Muchos años después del momento en que se supone que aprendí a deducir, me siento como esa mujer: me faltan herramientas. Pero las dos hemos llegado a saber recorriendo otros caminos: No sé explicar científicamente por qué, pero puedo intuir cuándo algo falla.
Y dudar de todo no es lo mismo que no creerse nada. "Todo o nada; o estás conmigo o estás contra mí". No, por ahí no paso. Desde los medios nos bombardean con la idea de los opuestos: izquierda-derecha, hombre-mujer, rico-pobre, blanco-negro, hetero-homo... (Ay, Coco, ¡cuánto daño has hecho con tus sketches de los opuestos! Se ve que no estábamos preparados para captar la ironía). Si se juega un partido tienes que apoyar a uno de los dos equipos. Hay quien dice que va con el que gane, y le miran raro. A quien directamente dice que no le interesa el fútbol generalmente le miran mal. Pero si celebras las mejores jugadas, las haga quien las haga... Yo hacía eso en el recreo, y no creo que fuera la única. ¿Por qué no?
Si planteas dudas te acusan de querer discutir por discutir, o eres sospechosa de dejarte influenciar por los otros. Eso si no te tachan de listilla. Algo muy parecido ocurre si defiendes con conocimiento de causa lo contrario de lo que tu interlocutor acaba de exponer. Claro, si no te escondes tras el nombre de una autoridad, o tras las consignas de un grupo, te expones a sentirte atacado cuando tu idea se cuestiona, y no digamos si se rebate. Y no todos sabemos defender nuestras ideas desde la asertividad. La mayoría o somos sumisos, o agresivos, o vamos dando bandazos de un lado a otro.
"Asertividad". Según el María Moliner, 'Cualidad de las personas capaces de afirmar su personalidad y defender sus opiniones frente a los demás'. Hala, toda vuestra. Os la regalo. Usadla con sabiduría.
Feliz Año Nuevo.

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Lo que no se escribe no existe

.  José Luis Bermúdez Carbonell  .


“Cuando muere un anciano, desaparece una biblioteca” (proverbio africano).
Era muy pequeño y recuerdo estar sentado en una mesa camilla rodeado de personas mayores: un tío, mi madre, mi abuela materna y dos o tres personas más (una creo recordar que era un amigo de mi tío y otra una tal Joaquina que solía pasar por casa de mi abuela). El tema de la conversación era sobre una mujer descarriada y lo mal que lo debía pasar el marido con semejante perla de mujer. Yo escuchaba y recuerdo que ante las aseveraciones estaba como asustado pensando en lo desgraciado que debía ser el marido. decían: “si solo sabe de cuentas, si solo está pendiente de estar en el comercio despachando.Ya ves recibe ella a los representantes, parece un marimacho…” Y así toda clase de lindezas: “Cómo va a tener la ropa limpia, cuando va hacer las camas y la comida”. En fin, un desastre. Este recuerdo me ha acompañado toda la vida.
Después tuve un conocimiento completo de este matrimonio pues les conocía de solteros. Fui a su boda siendo muy pequeño y todavía recuerdo cómo todos los niños, con gran placer, acabábamos las tazas de chocolate con unas grandes rebanadas de bizcocho. Toda la vida tuve relación con ellos, hasta que murieron. Él era sobrino de mi abuela, o sea primo hermano de mi madre, y a ella la conocía desde soltera, pues vivía cerca de la casa de mi abuela.
Ahora que soy un anciano y he conocido la vida de la pareja puedo decir que aquella conversación que escuché en mi infancia era muy injusta. Él era un borrachín; de soltero se pasaba la mañana yendo a casa de mi abuela para refrescar vino en el agua fresca de un pozo manantial que había en la cocina, y cuando te veía solo sabía decir como saludo “¡penalty!” con una risa de memo. Luego le conocí su ideología fascista, por sus comportamientos y sus relaciones. Esta mujer tan criticada en aquella lejana conversación que escuché siendo niño era una mujer inteligente y el pilar que sostenía su hogar, una gran ama de su casa que cocinaba como nadie y tenía una casa limpia y cómoda para vivir. Esta mujer era muy reservada. Yo intuía el sufrimiento de su matrimonio. ¡Cuánto siento no haber tocado este tema con ella mientras vivía! para escuchar la versión que ella me hubiera dado!
Esa era la España de los años cuarenta y pocos donde la mujer no pintaba nada, todo giraba en torno al varón. Era la típica sociedad patriarcal. Este artículo va dedicado a ella y a los millones de mujeres que han pasado por los mismos sufrimientos. El feminismo es la defensa de esas mujeres vilipendiadas injustamente, y también es muchas cosas más. Exigimos del varón generosidad para sumarse a esa lucha que la mujer está llevando a cabo desde hace tres siglos, y estar lo suficientemente informado para saber que el feminismo es sobre todo un proyecto de paz, y es la teoría política y social que la mujer quiere aportar a este mundo desquiciado y manipulado por la confluencia del capitalismo con la ideología patriarcal.
Hoy afortunadamente las cosas están cambiando. Quien desee conocer más del feminismo puede informarse a través de filosofas, sociólogas, políticas, historiadoras y un sinnúmero de activistas muy cualificadas en sus diversas profesiones: Celia Amorós, Amelia Valcárcel, Alicia H. Puleo, Rosa Cobo, Ana de Miguel, Nuria Varela, Marta Lois, …y así, hasta mañana.


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Un maldito cuento de Navidad

.  Javier Ruiz-Medrano Lucas  .

El relato que voy a contarles es totalmente verídico y voy a intentar describirlo en toda su crudeza descarnada. Redacto estas líneas el día cinco de enero de 2014. Ya han pasado casi quince días desde que ocurrieron los hechos. Fue concretamente el 22 de diciembre en una ciudad extremeña de la que no voy a decir el nombre por aquello de no señalar. Quiero hacer antes mención a que hace un par de días nuestro Gobierno, casi en pleno, a la vista de los últimos datos del paro, nos ha vuelto a embelesar  con esa canción tan de moda que dice que ya estamos saliendo de la crisis. Que como la bolsa ha ganado el pasado año el 21% y como la prima de riesgo anda coqueteando con los doscientos puntos, lejos de los quinientos y pico que llegó a alcanzar, las maravillas perpetradas por este Gobierno llevan a España al camino de la recuperación y de la tierra prometida.
Voy al asunto, ya dejaremos las conclusiones para el final. Extremadura, como ya dije, un restaurante de los que tienen ese chiringuito exterior para los fumadores que, dicho sea de paso, siempre está lleno en detrimento del restaurante verdadero que normalmente está huérfano de comensales. En la tele el telediario recorre los lugares donde el azar  ha hecho que por medio de la lotería un puñado de infelices puedan saborear un poco el olor del dinero que, invariablemente, utilizarán para pagar  lo que deben. El circo de la lotería, ya saben. Me acomodo con mi señora y dos de mis hijos en una las mesas del, como ya he dicho, abarrotado chiringuito. A los pocos minutos aparece por allí un individuo pidiendo por todas las mesas. Hasta ahí todo normal. Son miles las personas que mendigan todos los días en todas las ciudades de España. Forman casi parte del paisaje. Unos les dan y la mayoría no les da. Yo no suelo dar y a este tampoco le di. Bien, la comida trascurrió plácidamente pero cuando ya habíamos terminado el individuo apareció otra vez. En el plato de mi hija había medio filete empanado y en el de mi mujer otro tanto. En el de mi hijo y en el mío no había nada porque nosotros somos muy cumplidores y nos lo comemos todo. El tipo en cuestión nos pide las sobras de los platos a lo que accedemos, yo pensé que eran para el perro, la verdad. Mete los dos medios filetes cuidadosamente en una bolsa, y sorpresa; me dice que si se puede comer el pan que ha sobrado en la panera. Le digo que sí y en pocos segundos se come todo el pan allí delante de mis narices.
Me derrumbé. En mis cincuenta y pico años no había visto nada igual. Aquel hombre tenía hambre. En el año 2013 y en España aquella persona tenía hambre. No apetito ni ganas de comer. Hambre. Con mayúsculas. Algo que yo no he experimentado en mi vida y que pensé que en estas latitudes había sido desterrado para siempre. En un momento mi cabeza voló a los tiempos de las cavernas. Solo había dos necesidades básicas en el hombre prehistórico, comer y calentarse, y aquel hombre carecía de la primera y probablemente de la segunda. Patético. Quince euros me costaron tres bocadillos kilométricos que le pedí al camarero. No se me ocurrió otra cosa. La visión de aquel señor me estaba haciendo daño. Maldije al capitalismo rampante que nos lleva a esto. Maldije a los banqueros, a los brokers, a los economistas, a los políticos y a todos los que manejan los hilos de esta sociedad  desalmada.
Estamos, según nuestros dirigentes, entre las quince primeras potencias económicas del mundo y allí, a mi lado, en un pueblo de España, está el hambre. Nosotros encargando regalos a los Reyes Magos, haciendo comidas de empresa, cenas de Nochebuena, cotillones de Nochevieja, langostinos, corderos, cochinillos, champán… Y a nuestro lado se pasea el hambre con bolsas de plástico rellenas de las sobras de nuestros platos. Miles de personas que esperan, como si fueran perros, a que algo caiga de nuestras mesas para atraparlo y poder comer un día más.
Esto no va bien Sr. Rajoy. Esto es deprimente Sr. Montoro. Esto es inaguantable Sr. De Guindos. Esto es penoso señores del Gobierno del PP. Ustedes pueden pedir a los españoles los sacrificios que quieran, -de hecho lo hacen-, instalados en su mayoría absoluta pueden promulgar las leyes más disparatadas, -de hecho también lo hacen-, pero pedirles que pasen hambre no. Eso son palabras mayores. A mí no me vale que haya bajado el paro en cien mil personas, que hayan subido las exportaciones, que la prima de riesgo sea más favorable, que los tipos de interés estén cercanos a cero. Tampoco me vale que anden enredados en leyes retrógradas sobre el aborto y sobre la educación. A mí no me vale nada de lo que ustedes hagan si hay en mi país una sola persona que pase hambre. Es que mi concepto de nación se desmorona. Es que les veo a ustedes, señores del gobierno, como simples recaudadores de impuestos más preocupados por su futura cosecha de votos que por el bienestar  real de sus compatriotas. Si es así como vamos a salir de la crisis, dejando a miles de personas en la cuneta abandonados a su suerte y a tres bocadillos de quince euros, a mí borrenme de la lista. Yo no quiero caridad, eso para los curas, yo quiero justicia. No quiero hambre en España, algo que no sabía que existía hasta hace unos pocos días. Distribuyan la riqueza, si es que hay alguna, pero hambre, eso no. Yo es que no me ponía ni la corbata, de verdad.

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Impuestos

.  J. Cardeña  .

Esa palabra tan querida por todos. Cada uno de nosotros, cuando llega el momento, con mayor o menor gana, ha de hacer frente a sus obligaciones tributarias. De ello depende el buen funcionamiento de los servicios públicos para que estos nos aporten una calidad de vida equiparable a la de los países más avanzados.
La actual crisis económica se agrava, entre otras cosas, por la errónea forma en que se recaudan los impuestos: los recursos que aportamos los ciudadanos se obtienen principalmente del IVA (Impuesto del Valor Añadido). Aparte de la injusticia que supone este tipo de impuesto, todos pagamos la misma cantidad independiente de nuestra situación económica, es decir, por un mismo producto paga igual el multimillonario que el que vive debajo de un puente. Además todos los impuestos basados en el consumo en tiempos de bonanza económica aportan recursos más que suficientes. Por el contrario, cuando las dificultades por agotamiento del modelo productivo hacen acto de presencia, la demanda tiende a hundirse, como así ocurre en la actualidad. El problema es que con la caída del consumo se crean desajustes presupuestarios por falta de ingresos y recortes de los servicios públicos que, casualmente, siempre afectan a los mismos, el pueblo llano, creando situaciones límite y en muchos casos terminales. Si buscamos más justicia impositiva, la principal fuente de ingresos debería estar basada más en los ingresos reales de cada uno de nosotros, por lo que de esta forma se cumpliría la máxima de “quien más gane más pague”. Así se verían reducidas altamente las malas consecuencias que una economía con grandes altibajos genera, pudiendo contribuir de esta forma a hacer que las previsiones económicas sean más reales y se puedan crear las bases para una economía más sostenible y menos depredadora.
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.  Mr Darling  .

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Mamá

.  Aristarco Milton  .

La miraba siempre con los ojos grandes llenos de paz y dulzura y le preguntaba:

- Mamá, ¿por qué la gente se mata?
- Mira, es muy difícil decírtelo: hay gente buena y gente mala y no todos son como tú.
- Entonces mamá, ¿yo no soy como ellos?
- No, tú no eres como ellos.
- Mamá, ¿por qué papá está tan  poco en casa?
- Sabes que tiene muchas cosas que hacer importantes.
- Mamá, ¿tú y yo somos importantes?
- Mira, tú eres lo más importante del mundo.
- Mamá, ¿tú me quieres?
- Más que a nada en el mundo.
- Mamá, ¿tú crees que papá me quiere?
- Claro que te quiere.
- Y mamá, ¿por qué no me lo ha dicho nunca?
- Pregúntaselo y verás cómo te lo dice.
- Pero, es que nunca está para decírselo.
- Luego, cuando venga por la noche, se lo diré para que te lo diga.
- Pero, mamá, yo ya estaré en la cama y él dice que yo ya soy muy mayor.
- No te preocupes que yo se lo diré.
- Mamá, ¿tú crees que soy mayor?
- No, todavía no eres mayor.
- Y, mamá, ¿cuándo seré mayor?
- Cuando tengas una pena y llores, yo te dé un beso, y no se te quite.
- Mamá, mamá, ¿y qué es una pena?
- Cuando estás triste y lloras.
- ¿Sin hacer ruido?
- Algunas veces haces ruido y otras no. Tú sí haces ruido.
- Mamá, cuando estoy jugando y te miro, algunas veces  te secas los ojos para que no te vea llorar, ¿por qué no me lo dices para darte yo un beso?
- Porque quiero que sigas jugando.
- Mamá, hace mucho vi a papá llorar también sin hacer ruido.
- ¿Y le diste un beso?


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Valores patéticos

.  Regino Marmol  .

Toda dictadura que se precie ha de conquistar, si no los corazones de la gente, al menos sus mentes. Necesita imponerse por medio de la propaganda, pero sobre todo, apropiándose de las nuevas generaciones. Necesita controlar la educación, tanto en la calle como en la escuela, desplazando siempre que pueda la mediación de los padres.
¿No es extraño, pues, que un gobierno que se hace llamar democrático a través de medidas y prácticas educativas intente inculcar valores o formas de pensar a nuestros hijos?
Históricamente, el adoctrinamiento ha sido promovido tanto por las élites sociales dominantes como medio de control social no explícito ni necesariamente coactivo, pero sí influyente; como por grupos religiosos e ideológicos extremistas, frecuentemente contrarios al orden establecido. A diferencia de la educación, no pretende convertir al sujeto en un individuo autónomo, con sus propios elementos de juicio, sino que frecuentemente se caracteriza por la fe ciega y la ausencia de pensamiento crítico; incluso puede ir acompañado de técnicas de lavado de cerebro, de presión grupal e incluso de leyes e imposiciones totalmente partidistas, anulando la voluntad de rebeldía que un adolescente debe tener frente a las injusticias (sociales, económicas, laborales, etc.) que se empieza a encontrar y a las que tiene derecho a intentar cambiar, como antes hicieron otros.
De toda la vida se nos ha enseñado, y por cierto bien aprendido, que la mejor forma de educar y formar a nuestros hijos es “predicando con el ejemplo” y no con la palabrería a la que nos tienen acostumbrados algunos. Y el ejemplo está claro. Por un lado se nos vende la burra de que la nueva asignatura que sustituirá a la de Educación para la Ciudadanía”, introducida en el currículo en la anterior legislatura, y que será alternativa a la asignatura de religión católica, es para formar unos ciudadanos libres y comprometidos con la sociedad. Claro que esto nos lo dicen desde el púlpito de la impunidad y la desvergüenza de seguir permitiendo que la corrupción se haya apoderado de todas las instituciones del Estado. Quieren inculcar a nuestros hijos valores éticos quienes son capaces hasta de pactar con el diablo para seguir en la potrona del poder político, quienes están haciendo de mamporreros de las grandes corporaciones financieras mientras llevan a la miseria a aquellos que les han dado su confianza para que les administren su hacienda, quienes no han denunciado en su vida un hecho delictivo que comprometiera a uno de los de su casta, quienes recortan servicios a los más necesitados mientras ellos cobran grandes sobres sueldos y abultadas dietas. Los mismos que ante una nefasta gestión o hecho, no asumen ninguna responsabilidad si no lo condena un juez con la ley en la mano (ley que por cierto hacen ellos mismos). ¿Qué ejemplo cívico puede dar a nuestros hijos un presidente de gobierno que comparece ante los medios de comunicación y en una situación excepcional a través de una televisión de plasma?, o la diputada del partido en el gobierno, “hija de Fabra”, que en sesión parlamentaria suelta la famosa frase “que se jodan” cuando se anunció el recorte en las prestaciones por desempleo por el presidente del Gobierno hace poco más de un año. Hay más ejemplos de sus valores éticos, pero necesitaría más de cuarenta páginas para relatarlos y ya los conocemos todos.
Señores mandatarios, dejen de comernos la cabeza con su doble, triple o cuádruple moral disfrazada de buenas intenciones cuando no las tienen, y adoctrínense a ustedes mismos en llevar nuestra hacienda como haría un buen padre de familia que es para lo que les hemos puesto (tan solo temporalmente) donde están, porque de los valores éticos, visto lo visto, no quiero sus ejemplos.
“Mañana tal vez tenga que sentarme frente a mis hijas y decirles que fuimos derrotados, que no supimos cómo hacer para ganar. Pero no podría mirarlas a los ojos y decirles que ellas viven así porque yo no me animé a luchar”. Pero ustedes han “mamao” otra leche, y ni lo entienden.

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